España, país de hijos únicos, sin hermanos, primos ni tíos: análisis de Alejandro Macarrón

ReL. El popular demógrafo Alejandro Macarrón, responsable de Estudios y Análisis Social CEU-CEFAS, lleva décadas alertando del problema demográfico en España y Occidente. 

El coordinador del Observatorio Demográfico del CEU señala un pequeño punto de mejoría, que consiste en que al menos «ahora empieza a hablarse algo del tema». Lo cuenta al periodista Israel Remuiñán, en la serie de vídeos Lo Que Ahora Importa, que difunde la Conferencia Episcopal Española.

En una España con casi 50 millones de habitantes, apenas nacen 300.000 niños al año. Hacia 1975, con 14 millones menos de habitantes, «los españoles, quitando hijos de inmigrantes, teníamos el triple de niños». En la entrevista no se detalla, pero en España hay más muertes que nacimientos desde 2017.

País de hijos únicos, sin primos ni tíos

«El envejecimiento de la sociedad genera problemas con el pago a las pensiones, el gasto en sanidad, menos dinamismo económico… y un problema afectivo para la gente y para los que no tienen niños», advierte el demógrafo. Es un país de hijos únicos que no sólo no tienen hermanos, sino que no tienen primos, ni tíos ni parientes.

España implantó el divorcio, y más en concreto, «el divorcio masivo». Pero peor que el divorcio puede ser que la mitad de los españoles, simplemente, no se casan. Al caer la nupcialidad, cae la natalidad. El primer hijo se retrasa tanto que se convierte en el único hijo.

España da dinero para abortar, no para ser madre

Otra causa es «el aborto masivo, que es un problema moral, pero que desde un punto de vista práctico, es un disparate que una sociedad que tiene tanto déficit de niños tenga unos 100.000 abortos provocados al año». Macarrón no detalla que el Estado español se ofrece a pagar, con dinero de todos, cada uno de esos abortos, año tras año desde hace décadas, mientras que apenas ofrece ayudas a la maternidad.

 

Detalla que el problema demográfico, al ser paulatino, y lento, hay gente que no lo nota o que, simplemente, se acomoda, y no se esfuerza en intentar mejorarlo. Es distinto a una caída en bolsa que en 6 meses genera millones de despidos y seis meses después otros millones y genera reacción.

Cada vez habrá más ancianos, cada vez vivirán más y cada vez estarán más deteriorados, necesitarán más cuidados. Eso requiere que los jóvenes dediquen más esfuerzos y recursos a cuidarlos. Como son una masa creciente de votantes, los ancianos reclamarán más pensiones… pero eso se detraerá de las políticas que deberían ayudar a generar nuevas familias y nuevos niños.

Israel Remuiñán recuerda que la Iglesia Católica en España atiende a unos 76.000 ancianos, enfermos crónicos y personas dependientes en más de 850 centros. 

Para tener más hijos: religiosidad y ayudas fiscales

Macarrón detalla que las personas más religiosas (sean católicas, musulmanas o judías) siempre tienen mayor natalidad. Además, la religiosidad genera altruismo, distintas formas de ayudar al necesitado, trabajo voluntario…

Pero, de base, es necesario facilitar la natalidad, y España dedica a ayudar a las familias menos de la mitad de la media de lo que suelen dedicar los países de Unión Europea. 

 

Macarrón detalla que el Estado obtiene dinero con sus impuestos, que golpean, precisamente, a la gente en edad de tener hijos y criarlos. Su propuesta es que «la gente que tiene hijos tendría que pagar bastantes menos impuestos en función del número de hijos». El Estado debería reducir además los impuestos de productos de necesidad infantil, «el famoso IVA de los pañales». Y, además, propone, «la gente que ha tenido más hijos tendría que cobrar más pensión; la gente que tenido cuatro hijos, pues no tiene ningún sentido, no es justo ni correcto que cobre la misma pensión que uno que no ha tenido hijos a igualdad de cotizaciones, que ha podido ahorrar». 

 

La inmigración, ¿una solución?

Sobre la inmigración, detalla que los únicos inmigrantes que en España tienen más hijos que los españoles son los musulmanes. «Los hispanoamericanos en España tienen incluso menos que los españoles», explica. Y moralmente entiende que quien tiene que sanear la demografía española, teniendo hijos, son los españoles. Lo otro sería decir «tener hijos cansa mucho, que lo tengan los pobres por nosotros», protesta.

Por eso, dice, «la crisis demográfica es, sobre todo, una crisis de valores». En lo peor de la Guerra Civil española, con el país ya devastado, y con apenas 23 millones de habitantes, en 1939 nacieron muchos más niños que en nuestra época de tecnología, bienestar, escolarización total y Seguridad Social fuerte.

Poco a poco, se toma conciencia

«Los cristianos debemos tener esperanza, porque es nuestra segunda virtud teologal, ¿no? Pero quien no sea cristiano puede ver un motivo de esperanza en que hoy se habla de este tema mucho más que hace unos años». 

El demógrafo Alejandro Macarrón entrevistado en Lo Que Ahora Importa, una serie de entrevistas de Conferencia Episcopal Española

El demógrafo Alejandro Macarrón entrevistado en Lo Que Ahora Importa, una serie de entrevistas de Conferencia Episcopal Española

«No tiene sentido que nos resignemos porque el futuro va a ser muy malo. Una vida con niños y con familia es mucho mejor para casi todo el mundo«, constata. Casi toda la gente si lo piensa irá dándose cuenta de eso y tomando conciencia de la necesidad de actuar. 

«Antes los valores en España los generaba sobre todo la Iglesia Católica y la religión. Eso permeaba nuestra sociedad. Ahora, en una sociedad menos religiosa, se ha sustituido por una cierta ética laica. Si esa ética laica no recupera también los valores de familia y natalidad, tendremos un problema serio. Pero yo estoy convencido de que los tiene que recuperar», plantea Macarrón.

Algunas preguntas inquietantes

Ahí termina su interesante exposición, pero se podrían plantear preguntas inquietantes. Por ejemplo, ¿qué pasa si una ‘ética laica’ defiende como ‘valor’ la natalidad… pero no la familia?

Un Estado podría decidir que «producir» niños es valioso, pero que para eso no necesita que haya apenas familia. También podría decidir que es más barato importar población de otros sitios que «producir» niños, a los que hay que alimentar, educar y cuidar antes de que sean productivos.

La familia cristiana es una gran aportación a la sociedad, pero para que la sociedad actual lo entienda se necesitará argumentar una y otra vez, y lo demógrafos tienen mucho que decir ahí.