Los motivos históricos bien asentados que hacen inmerecida la mala fama de la Inquisición española

 

ReL. Cuando Juan Sánchez Galera y Pedro Fernández Barbadillo, autores del Manual para españoles sin complejos (Edaf), hicieron una recopilación bibliográfica sobre la Inquisición española como parte de la investigación de su libro, se encontraron con un hecho anecdótico si se quiere, pero significativo.

A saber: muchas de esas obras reproducían en lugar preferente, incluso en la cubierta, un célebre óleo sobre tabla de Pedro de Berruguete pintado entre 1491 y 1499 y titulado Auto de Fe presidido por Santo Domingo de Guzmán, que se conserva en el Museo Nacional del Prado de Madrid.

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La Inquisición en España aunque estaba formada por eclesiásticos no dependía del Papa sino de la Corona Española.

 

Al estar formada por eclesiásticos, se pretendió humanizar, ya que las pretensiones no eran aplicar una rígida justicia sino buscar la reconciliación del acusado que al confesar su culpa se obtenía el perdón ya que el objetivo era la salvación del alma; no podemos encontrar ninguna de estas características en ningún tribunal civil ni en España ni mucho menos en Europa.