El precio del «milagro» de los nacimientos por las técnicas de fecundación asistida

BioeticaWeb. Las Técnicas de Reproducción Asistida (Estimulación ovárica, Inseminación, Fecundación in vitro tradicional, FIV, o por inyección de un espermio al citoplasma del óvulo, ICSI) han pasado, en algo más de 30 años, de la «solución provisional a la esterilidad» por obstrucción de las trompas, a un sometimiento de la procreación al poder técnico y económico, con programas de aplicación en los que las relaciones familiares quedan olvidadas y destruidas.

 

 

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Se han sacado del ámbito de la pareja estable estéril, con un lógico y profundo sufrimiento, y se ha abierto a mujeres solas, a mujeres de edad avanzada, a parejas del mismo sexo, etc.

La pretensión de esta biotecnología no es meramente subsanar los problemas de fertilidad existentes. Se trata de eliminar el límite natural de la fertilidad femenina, conseguir liberar a la mujer de la gestación, generar niños de diseño a través de la aplicación del diagnóstico genético previo a la implantación, etc.

No deja de ser sorprendente que los programadores de elección de cuál o cuáles de los embriones pueden o no nacer de acuerdo con sus características, se quejen de que no avanzan en la tarea de pergeñar estos futuribles diseños porque no saben qué modelo de hijo van a desear los progenitores del futuro.

El hijo deseado se ha convertido en propiedad, en la dinámica de lo que puede ser encargado, seleccionado y por ello también rechazado, debido a la fuerte percepción social creada de que existe un derecho de todos, en pareja o en solitario, al hijo perfecto.

Se trata de una experimentación humana que se mide en términos de eficacia de embarazo, que va cambiando los protocolos al ritmo de los daños que van produciendo, y con estudios

previos en animales muy insuficientes. Los principales problemas técnicos -el tratamiento para la estimulación ovárica, la manipulación de gametos y el cultivo de los embriones, su conservación en frío, el número de embriones a transferir, y su correcta implantación en el útero-, siguen sin encontrar la solución definitiva. Frente a la fecundación e inicio de su desarrollo en su medio natural, la reproducción artificial resta al embrión del medio ambiente que precisa.